1. Santín: ¿Cómo has vivido este tiempo de estudios de teología?

Este tiempo de teología lo he vivido como un tiempo de gracia, de búsqueda y de encuentro con el Señor que acontece una y otra vez en mi vida. Mis estudios de teología me permitieron ver que la teología se encuentra inscrita en medio de una sociedad secular que es desde dónde debemos ser conscientes del acontecer de Dios en nuestra existencia humana. En el fondo, la teología me ayuda a hablar de la experiencia de hombres y mujeres en realidades concretas. La teología me ha llevado a preguntarme por el significado y valor de la experiencia de mi fe en los diferentes contextos y en las diferentes experiencias religiosas que vivimos los seres humanos. La teología es una reflexión creyente de la presencia actuante de Jesucristo en todos los asuntos humanos. Para ello, se tiene a la FE cristiana como la condición primaria para hacer teología; esto quiere decir que la fe es el corazón de la teología. La fe no es una mera experiencia personal sino que se trata de una fe que se enraíza en una comunidad concreta como lo es nuestra realidad latinoamericana.

2. ¿Cómo viviste la experiencia de la Ordenación?

La experiencia de mi ordenación la viví como un tiempo de gozo, de alegría y contentamiento ante tanto bien recibido del Señor que me llama una y otra vez a seguirlo como religioso en la Compañía de Jesús. Fue un momento de gracia, recuerdos, experiencias, vivencias y de diversos rostros que saltaron a mi memoria por todo lo que significa mi vida. Es impresionante ver como el Dios de la Vida, que siempre está presente en mi vida, me va sorprendiendo con sorpresas inesperadas e igualmente agradables. Una de estas sorpresas agradables que Dios me coloca en mi vida fue vivir mi ordenación diaconal junto a mis compañeros jesuitas, mis “Amigos en el Señor”, con mi familia y amigos quienes son testigos de mi vida religiosa. La presencia cercana de ellos me conduce a confiar con sencillez y humildad. Este tiempo fundante en mi vida y todo lo que viene como diácono será un tiempo de ponerme en manos del Señor y confiar en su presencia en mi vida que me encamina a encontrarlo una y otra vez en cada rostro humano.

3. ¿Qué significado tiene para ti el diaconado? ¿Qué aconsejarías a los compañeros que comienzan la formación?

Mi vida religiosa en la Compañía es un tiempo privilegiado de vivir y trabajar personalmente mis motivaciones, de mirar mi vida en clave de misión y de ilusionarme más por el deseo de ser sacerdote jesuita. El trabajo con la gente necesitada; compartir con y entre ellos; ir a lugares de misión, de frontera, de situaciones límite; mi vida entregada a la gente; la labor ministerial y sacramental; el trabajo de formación e intelectual; los deseos de servir sencilla y humildemente a los otros son motivaciones que cada vez se van haciendo más mías y que me llenan de ilusión a prepararme para servir como sacerdote jesuita en la Iglesia. El diaconado cobra significado para mí en tanto que me encamina a vivir mi sacerdocio tal como Jesús nos lo recuerda en el evangelio “No he venido a ser servido, sino a servir”. Es decir, a vivir este tiempo como una vocación de servicio por la gente de este rebaño tan complejo que es nuestro pueblo. Del mismo modo, mi diaconado me coloca como testigo de la vivencia de los sacramentos del bautismo y matrimonio.

A mis compañeros que comienzan la formación les diría que nuestra vocación religiosa en la Compañía se consolida y afirma en una total y libre disponibilidad y amor por la vida religiosa. Los Ejercicios son “el pozo al cual siempre volvemos a beber” y marca nuestra existencia en tanto nos lleva a vivir en una actitud de hombres para los demás movidos por el Espíritu. De esta manera, la vida espiritual profunda es la que nos ayuda a vivir en actitud de “contemplativo en la acción”, es decir en actitud de encontrar a Dios en las distintas actividades que tenemos: trabajo, estudios, relación con los demás, etc. Aquí, la oración personal, la vivencia de la eucaristía, el acompañamiento y el discernimiento espiritual son elementos fundamentales y claves para situarnos en nuestras vidas como jesuitas.

4. ¿A qué te dedicarás este año que viene?

Después de mi ordenación diaconal regresé a Bogotá a realizar mi cuarto año de Teología en la Universidad Javeriana. En este semestre me dedicaré a trabajar mi tesis de Maestría en Teología. Espero terminarla en este tiempo y después regresar a la Provincia ya que estoy deseoso de regresar al Perú y disponerme a mi trabajo apostólico. Al mismo tiempo, que trabajaré mi tesis, dictaré la materia de Teología II en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana. Y como parte de mi apostolado continuaré apoyando en el Centro Pastoral de la Universidad. También seré testigo privilegiado de bautizos y matrimonios en la Parroquia San Francisco Javier que se atiende desde el Teologado.

Santos Rugel Rivera, S.J. (Diácono). Nacido en San Ignacio – Cajamarca, estudió teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). Entrevista realizada vía e-mail.