Magis: un estilo de vida

26 febrero 2019

Por Pedro Rodríguez, SJ | Aprox. 5 min. de lectura.

En la jerga jesuítica es muy común encontrarnos con esta palabra sacada del latín “Magis”. La hemos usado para un montón de cosas, con ella nombramos redes de voluntariado, grupos para compartir la fe, experiencias de verano y en muchas ocasiones con ella nos referirnos a nuestro trabajo, especialmente cuando estamos hasta arriba y aun nos exigimos más, entonces alguien o tú mismo te dices “tengo que dar el Magis”. Parece como si la espiritualidad Ignaciana nos empujará siempre a dar más y mejor, esto es verdad, pero el Magis es mucho más, no se queda en la superficialidad, en una mezcla de activismo y perfeccionismo si no que implica un estilo de vida.

El Magis conecta con la historia de Ignacio y los primeros compañeros y sobre todo con la vida de Francisco Javier, aquel hombre incansable, cuyos relatos de su día a día solo son comparables con las aventuras de la Odisea homérica, lo increíble es que aquí el mito se hace realidad. De las aptitudes de estos primeros padres, de su cotidianidad es de donde podemos extraer qué es el Magis.

Este “Mas” tan especial comienza por la confianza en Dios, Ignacio, Javier, Fabro… se dan cuenta de que Dios es el que guía sus pasos, el que les lleva por este mundo, y se dejan llevar. De tal manera que se hacen cada día más indiferentes “solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin al que somos criados” (EE 23). Se atreven de alguna manera a darle a Dios las riendas de su vida, a compartir sus sueños, a darle a Él la última palabra. Esto leyéndolo nos puede parecer fácil, pero si volteamos a nuestro día a día es muy difícil, pues normalmente impera en nosotros la desconfianza y el egoísmo de querer conducir nuestra vida por donde queramos, ansiando lograr algo, que para algunos es el éxito, el dinero, la fama o quizás la tranquilidad.

Magis es por tanto confianza, indiferencia y humildad, pero no se queda aquí, el Magis nos hace estar en continua escucha de esa voz que nos impulsa a trabajar por el Reino y por tanto en constante dinamismo, siempre en búsqueda, entre la quietud de la escucha y la solicitud de la llamada. Por ello la necesidad de andar discerniendo a cada rato.

Este modo de estar en el mundo puede parecerle a algunos como una pérdida de la libertad personal, pero muy al contrario se aleja bastante de subyugar a la persona a una ley o unas normas, más bien es una liberación de todas ellas, incluyendo pasiones y enganches que en la mayoría de culturas se dan como imprescindibles.

Esta vivencia nos impulsa de alguna manera a descubrir ese algo nuevo que se presenta cada día, tendiendo siempre a aprender, a buscar la mayor percepción posible de la realidad que nos rodea, buscando ese conocimiento que nos abre a los otros, invitándonos a desechar las ideologías que nos separan, a salir de la constante critica, del egocentrismo, conduciéndonos a vivir a la intemperie, sin ataduras, fuera de nuestra zona de confort, pero guiados por el Espíritu que nos acerca a la creación, al sufrimiento, a la alegría, a la fiesta, a la entrega… En definitiva es un estilo de vida que nos invita a darlo todo, a elegir la vida, una vida que nos hace verdaderamente humanos.


Pedro Rodríguez López, SJ

Plataforma Apostólica de Piura.
Instagram: @prl_sj

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