Las recientes elecciones municipales y regionales en el Perú han llamado la atención de la prensa internacional por el denominado “resurgimiento de la izquierda”, como lo señala el diario El País de España, y el éxito logrado por Susana Villarán. Es cierto que hablar del enfrentamiento entre Lourdes y Susana como lo más importante de las elecciones es injusto, porque ellas solo se enfrentaban por el sillón municipal de Lima, y lo sucedido en los distintos departamentos del Perú también tendría que ser tomado en cuenta. Sin embargo, lo queramos o no, Lima representa una gran parte del Perú. El tercio de la población peruana vive en Lima. Y además Lima sigue significando para mucha gente el “gran sueño peruano”. Para tener éxito, se dicen muchos, hay que ir a Lima. Así que con las disculpas respectivas al resto del Perú, trataremos de analizar lo sucedido en Lima y cuál es su influencia en la política peruana.

¿Acaso estamos asistiendo a un renacimiento de la izquierda en el Perú? Hasta hace un par de meses Susana Villarán y su movimiento Fuerza Social no tenían ninguna posibilidad de llegar al poder. Sin embargo el “fuera de juego” impuesto a Alex Kouri y las tristemente célebres palabras de Lourdes Flores Nano en su diálogo telefónico con Xavier Barrón, sumado al trabajo de “hormiga” realizado por Susana Villarán y su equipo, hicieron que de simple acompañante de la comparsa en estas elecciones pasara a convertirse en favorita y en el “jugador al que había que sacar de la cancha como sea”. Y a esto se dedicaron políticos como Pedro Pablo Kuczynski anunciando el Apocalipsis económico y diversos medios de comunicación con el diario Correo a la cabeza.

Pero el repunte de Susana Villarán no refleja necesariamente de manera proporcional el repunte de la izquierda en el Perú. Es cierto que ella es de izquierda y está acompañada por movimientos de izquierda. Pero no estoy seguro de que todos los que han votado por ella en estas elecciones se consideren de izquierda. De hecho hay una gran diferencia entre Susana Villarán y Ollanta Humala, la otra figura relacionada con la izquierda en el Perú. El posicionamiento que ha logrado Susana Villarán en estas elecciones, sin embargo, le da la oportunidad de mostrar una nueva imagen de izquierda en el Perú, y quizás no solo un nuevo rostro, sino quizás lo más importante hacer de la izquierda peruana una nueva izquierda. Los jóvenes que han votado por ella y han sido sus fieles personeros en las mesas de votación la podrían ayudar.

El voto dado a Susana Villarán puede ser interpretado como un voto contra la derecha, esa derecha que de una u otra manera ha estado siempre vinculada al poder desde que el Perú se convirtió en República. La gente de derecha gobernó en el tiempo de Belaúnde Terry, situación que no nos dejó muchos beneficios como país solo el hecho de habernos devuelto la democracia, y al contrario fue la época en la que surgió Sendero Luminoso, cuyo impacto fue minimizado por el gobierno central. Esta misma gente ha estado siempre representada en el parlamento y detrás del largo gobierno de Fujimori y en la actualidad en coqueteos con el gobierno aprista. A esa derecha es a la que una gran parte de la población limeña – antiguo bastión derechista- le ha dicho no más.

Pero este voto por reacción parece ser una costumbre en el electorado peruano, es así como Fujimori llegó al poder venciendo al ultra favorito Vargas Llosa y de la misma forma cómo Alejandro Toledo lo hizo para frenar al fujimorismo, y Alan García como el mal menor frente a Humala. Al ser un voto de reacción, ello no quiere decir que estemos frente a un resurgimiento de la izquierda en el Perú. No podemos negar que una amplia población en el Perú le tiene miedo a la izquierda. La sociedad peruana, y sobre todo la limeña es más conservadora de lo que aparenta. Susana Villarán y la gente de la que se rodee son la clave para ver de qué manera actúan y cómo hacen para que el Perú pueda tener un panorama político más equilibrado. Una de las mayores pobrezas en el Perú se encuentra en sus políticos, pocos de calidad y muchos solo interesados en los beneficios que otorga el poder.

Da gusto ver a través de las redes sociales como el Facebook y el Twitter cómo muchos jóvenes se han movilizado ya sea a favor de Susana o de Lourdes. Los jóvenes “se compraron el pleito” y esto no se veía desde hace mucho, desde la caída del fujimorismo. Y eso es positivo. Los jóvenes vuelven a ganar un espacio, un espacio que se perdió en los años ochenta, en pleno surgimiento de Sendero. Muchos de esa generación, de aquella que aprendió a estudiar a la luz de las velas o a festejar año nuevo con grupos electrógenos y a toparse con calles cerradas porque un nuevo coche bomba acababa de explotar, no se interesaron en política, renunciaron a ella, o quizás las circunstancias no los dejaron interesarse. Meterse en política era peligroso. De ahí uno de los grandes temores de la población por el impacto de la izquierda, esa izquierda que no ha sabido sacarse el “sambenito” de extremistas y que nos recuerdan el terror vivido en la época de la violencia terrorista. Ollanta Humala no ha hecho mucho por cambiar esa imagen.

De cara a las elecciones presidenciales del 2011 la contienda entre Lourdes y Susana es positiva. Desde hace mucho tiempo no se encontraban en la recta final dos personas respetadas y respetables, con programas políticos concretos y bien formulados. Hemos tenido dos candidatas de calidad, aunque esto se haya visto ensombrecido por la guerra sucia de las últimas semanas en la que la mayoría de medios de comunicación, con pocas excepciones como el diario La República, se vieron involucrados. Y eso es algo que hay que saber reconocer y valorar. Ambas tienen como responsabilidad potenciar la llegada que tienen sobre la población y rodearse de gente idónea, de sangre joven. Es hora de renovar los cuadros, en uno y otro sector, y quizás sea hora de dejar de mirar a la izquierda o a la derecha, para que aprendamos como peruanos a mirar hacia delante, continuar con aquello que es positivo y mejorar aquello que no lo es. El Perú crece, lo dicen todos y es cierto. Pero todavía hay muchos miles de peruanos que viven en extrema pobreza, quizás la tarea de unos y de otros, a la izquierda o la derecha, es tratar de conseguir que el crecimiento económico no esté peleado con la justicia social.

Víctor Hugo Miranda, S.J.
Hace una licenciatura en Teología en Boston College.

esejotas del perú