Las últimas semanas han estado convulsionadas por las denuncias públicas de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes de la Iglesia católica, por la actitud de los medios de comunicación que han llegado incluso a acusar al Papa Benedicto XVI de haber ocultado información, y por las criticadas reacciones de algunas autoridades eclesiales. ¿Qué podemos decir ante esta situación? Creemos que lo primero es tratar de informarse bien sobre lo que ha sucedido. Hay una realidad frente a la cual no se pueden cerrar los ojos. Y una gran cantidad de víctimas a las que habría que ayudar a curar sus heridas. No se trata de aferrarse a una actitud defensiva que podría ser negadora. Asimismo, creemos que es importante conocer también lo que la Iglesia está tratando de hacer hoy para evitar nuevos casos de abuso sexual.

El sacerdote norteamericano Thomas Reese analiza toda esta situación de una manera inteligente, lo que nos puede ayudar a reflexionar y a generar nuestra propia opinión al respecto.

Lo que importa en el tema del abuso clerical
publicado por The Washington Post (leer en inglés)

Los medios de comunicación están siendo atacados por los defensores del Papa Benedicto XVI que sienten que la cobertura de la crisis de abuso sexual es injusta. ¿Algunos periodistas hacen un trabajo mediocre en la presentación de informes? Claro que sí. ¿Son algunos comentaristas exagerados en su retórica? Claro que sí. Cuando el debate se realiza entre el New York Times y la Iglesia Católica, parece tratarse simplemente del enfrentamiento entre dos instituciones infalibles.>>>

Pero seamos honestos. La Iglesia rara vez ha sido de gran ayuda en la cobertura de la historia de abuso sexual, y sin la cobertura de los medios, la Iglesia no hubiera limpiado su manera de actuar. La Iglesia tiene una deuda de gratitud con los medios de comunicación, especialmente con el National Catholic Reporter, que se ocupó de esta historia a partir de mediados de los años 1980, mucho antes que el Boston Globe.


Además, atacar a los medios de comunicación es una estrategia de relaciones públicas estúpida y que no funciona; de hecho es contraproducente. Hace que la Iglesia parezca a la defensiva y que está tratando de restar importancia al problema del abuso. Llamar a la cobertura de estas noticias chismes de poca monta o comparables al antisemitismo es desastroso; es verter gasolina sobre el fuego.

Cada vez son más los casos concretos que aparecen en los titulares como resultado de trascendidos informales de los abogados a los medios de comunicación o de documentos que son liberados por los tribunales. En estas historias noticiosas, es extremadamente importante para los periodistas y sus audiencias prestar atención a los plazos, a la línea de tiempo de los casos. Estas son algunas de las preguntas que necesitan ser formuladas y contestadas cuando se mira casos concretos.

1. ¿Cuándo sucedió el abuso?


La mayoría de los casos de abuso en los Estados Unidos divulgados actualmente por los medios de comunicación tuvo lugar hace décadas. Sabemos por el estudio realizado en 2004 por la Escuela John Jay de Criminología (http://www.usccb.org/nrb/johnjaystudy/) que el número de presuntos abusos aumentó en la década de 1960, alcanzó su punto máximo en los años 70, disminuyó en la década de los 80 y en los 90 había vuelto a los niveles de la década de 1950. Si la fecha del abuso resulta enterrada en el final de la historia periodística, el lector superficial puede pensar que se trata de un caso reciente.

2. ¿Cuándo fue denunciado el abuso a la diócesis?


Una de las tragedias de la crisis de abuso sexual es que las víctimas, debido a su edad y vulnerabilidad, no hicieron público el abuso de inmediato. Algunos nunca lo hicieron porque no quisieron que sus familias, amigos o conocidos supieran qué les pasó. Como resultado, ni siquiera la Iglesia sabía la magnitud del problema. Según el informe de John Jay, un tercio de las acusaciones se reportaron luego de 1993 y otro tercio se realizaron en los años 2002-2003. “Por lo tanto, antes de 1993, sólo un tercio de los casos fueron conocidos por funcionarios de la Iglesia”, dice el informe. La Iglesia debe ser culpada por lo que sabía, pero ¿acaso puede ser culpada por lo que no sabía?



3. ¿El sacerdote abusó de nuevo después de que fuera reportado por primera vez a la diócesis?


La mayoría de los sacerdotes (56 por ciento) según el informe de John Jay sólo tiene una acusación. Por otra parte, los 149 abusadores en serie (los que abusaron de 10 o más niños) fueron responsables de 27 por ciento de los abusos. Que la iglesia no se haya ocupado de estos abusadores en serie de manera más rápida es inconcebible e intolerable.



4. ¿Cuánto tiempo pasó entre el momento en que se reportó el abuso a la Diócesis hasta que el sacerdote fue suspendido de su ministerio?


Con el fin de proteger a los niños, es esencial que los sacerdotes abusivos sean retirados rápidamente del ministerio pastoral (no se les permita usar la ropa clerical, celebrar la misa o los sacramentos en público, presentarse como sacerdote o trabajar con niños). Las Normas de Dallas de 2002 exigen que el sacerdote acusado sea suspendido mientras se realiza la investigación
(http://www.usccb.org/ocyp/normsp.pdf en castellano).

Antes de 1985, la mayoría de los obispos manejó estos casos de modo deficiente. Tuvieron mala asesoría de abogados y psicólogos, creyeron al sacerdote cuando decía que nunca lo volvería a hacer, y se centraron en la protección de la Iglesia en lugar de proteger a los niños. Algunos obispos aprendieron más rápido que otros que esa era una respuesta inapropiada. Después de que los obispos emitieran sus directrices en 1992, la mayoría de los obispos actuó mejor, pero algunos, como el cardenal Law ignoró las pautas. Conviene tener en cuenta, sin embargo que aunque sólo Law renunció, la mayoría de los obispos que hizo un mal trabajo antes de 1992 ya no tienen diócesis a cargo porque los obispos se jubilan a los 75 años de edad.



5. ¿Cuánto tiempo pasa desde el momento en que se reporta el abuso a la Diócesis hasta que el sacerdote es denunciado a la policía?


De acuerdo con la normativa 2002 de Dallas, la diócesis “cumplirá con todas las leyes civiles con respecto a la notificación de las denuncias de abuso sexual de menores a las autoridades civiles y cooperará en la investigación.” La mayoría de las diócesis han ido más allá y reportado denuncias aunque no es requerido por la ley. La diócesis también “asesorará y apoyará el derecho de las personas de hacer un reporte a las autoridades públicas.” Con frecuencia la policía no investiga el crimen, ya que excede el límite establecido por la ley para sancionarlo.



6. ¿Cuánto tiempo pasa desde el momento en que se reporta el abuso a la Diócesis hasta que la diócesis informa al Vaticano?


En 2001, Juan Pablo II ordenó que si hay pruebas suficientes de que se ha producido abuso sexual de un menor de edad, el caso debe ser reportado a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En algunos casos, el cardenal Joseph Ratzinger (ahora Benedicto XVI) está siendo hecho responsable a pesar de que no fue notificado de los casos sino luego de años y a veces décadas después de que la diócesis supo.



7. ¿Cuánto tiempo toma el proceso canónico para determinar la inocencia o culpabilidad de los acusados? ¿Si todavía no está terminado, en qué etapa se encuentra?

El derecho canónico de la Iglesia, como el sistema de justicia penal estadounidense, tiene procedimientos para el debido proceso, que puede llevar tiempo en ambos sistemas. Los casos en que las pruebas son abrumadoras o el sacerdote confiesa pueden ser tratados con prontitud. Aquellos en los que es la palabra de uno contra la del otro son difíciles. A pesar de todos sus recursos de dinero y experiencia, el sistema norteamericano de justicia penal con demasiada frecuencia condena inocentes y libera a los culpables. Tiene dificultad para lidiar con casos de violación y acoso sexual en el que es la palabra de una persona contra la de otra. No debe sorprender que tampoco la Iglesia sea perfecta en casos de este tipo.



El sitio web del Vaticano tiene una descripción, en términos sencillos, del proceso para tramitar las acusaciones de abuso sexual (http://www.vatican.va/resources/resources_guide-CDF-procedures_en.html). Para los casos en curso, la Iglesia necesita ser transparente en la descripción de en qué punto del proceso está el caso.



8. ¿Qué castigo se aplica a los culpables y cuándo?


En 2002, las normas aprobadas por el Vaticano establecen que el sacerdote ofensor “será retirado permanentemente del ministerio eclesiástico, sin excluir la expulsión del estado clerical, si el caso lo justifica.” Afirman también que la sanción de despido podría no aplicarse “por razones de edad avanzada o enfermedades”.

En teoría, el despido del sacerdocio (remoción del estado clerical, o reducción al estado laical) puede distinguirse de la suspensión del ministerio. Sin embargo, mientras el sacerdote observe las condiciones de su suspensión, los niños estarán seguros. De hecho, los niños estarán más a salvo cuando ese sacerdote es suspendido y confinado a un monasterio bajo supervisión de lo que lo serían si es despedido y arrojado a la calle y la Iglesia se lava las manos respecto de él.


Sin embargo, el despido puede ser necesario para mostrar a las víctimas y otros interesados que la diócesis cree la acusación y responde de manera adecuada. También puede ayudar en el proceso de curación de las víctimas. Y también protege a la diócesis de toda responsabilidad por abusos futuros. Debido a que en el pasado muchos obispos no supervisaron bien a sus sacerdotes, nadie confía en que los obispos lo hagan ahora.

Por Thomas Reese, S.J.
Académico Asociado Senior del Centro Teológico Woodstock de Georgetown University
(Traducción de Juan Fernando Vega Ganoza)


Más sobre el tema (en inglés):

Por James Martin, S.J.:

– It’s not about celibacy: Blaming the Wrong Thing for the Sexual Abuse Crisis
http://www.huffingtonpost.com/rev-james-martin-sj/its-not-about-celibacy-bl_b_533037.html

– It’s not about homosexuality: Blaming the Wrong People for the Sexual Abuse Crisis
http://www.huffingtonpost.com/rev-james-martin-sj/its-not-about-homosexuali_b_537810.html


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