¿Phubbing?

22 julio 2018

Por Ramiro Loza, SJ | Aprox. 5 min. de lectura.

¿Alguna vez te pasó que te quedaste sin celular, y te sentiste con ansias por no tenerlo? No te pasa solo a ti, y eso es porque, en nuestros días, vivimos un tiempo de progreso tecnológico y sus avances son evidentes; basta con ver el dispositivo que tienes en tus manos, por el cual, accediste muy fácilmente a este y otros múltiples sitios de internet, hasta el punto de crear una dependencia de estas tecnologías. Sin embargo, considero necesario que seamos conscientes de esto, ya que accedemos a ellas diariamente. Por eso, para ver cuánto nos afectan, y no solo a nivel personal, sino, sobre todo, a nivel interpersonal, les presento una reflexión respecto al “phubbing”, donde veremos su significado, y cómo nos está afectando.

Empecemos, trayendo a la memoria las veces que sacamos el celular para “chequear” un mensaje o alguna noticia mientras estamos en clases, algún seminario, una reunión, un almuerzo con la familia o amigos. Esta acción, cuando estamos con alguien, muchas veces, nos distrae. Aunque parece inofensivo sacar el celular por un momento, definitivamente, no lo es; porque si durante una conversación sacamos nuestros celulares, éste nos saca de la plática y ella se interrumpe. Pero ¿qué es el “phubbing”?

Pues, como sostienen varios expertos como Albert Bandura, Evelyn Téllez, o psicólogos como Joaquín Macedo, el “Phubbing” es el acto de ignorar a la persona con la que estamos conversando, aunque sea por un momento, para mirar el celular. Sí te preguntas cuántas veces fuiste víctima del “phubbing” los últimos tres días, te sorprenderás con el resultado, pero te sorprenderás más todavía si te preguntas cuantas veces tú se lo hiciste a otras personas. La palabra “phubbing” es un acrónimo de la palabra “phone” (teléfono) y “snubbing” (despreciar). Según Varoth Chotpitayasunondh y Karen Douglas, en las investigaciones que hicieron en la universidad de Kent, se trata de una adicción al teléfono móvil, es decir, que el “phubbing” tiene que ver con el uso desmesurado del internet y las redes sociales.

Por otro lado, esta tecnología nos brinda muchas ventajas, como la posibilidad de acceder a la información en cuestión de segundos; también nos permite acercarnos a las personas que se encuentran lejos, incluso al otro lado del planeta, entre muchas otras ventajas. Sin embargo, aquí está el origen del “phubbing”, ya que al estar conectados y conectadas y estar cerca con aquellas personas distantes, al mismo tiempo, nos alejamos de las personas que curiosamente están a nuestro lado. Así, por un lado, la tecnología nos acerca a las personas distantes, y por otro, nos aleja de las personas a nuestro costado, prefiriendo así el encuentro no personal. ¿Pero desde cuándo ocurre este hecho?Según el personal experto, al parecer el origen de este fenómeno se da a partir de la aparición del teléfono inteligente, desde entonces es más común tener el celular en la mesa. Además, cuando apareció esta tecnología el año 2007, aproximadamente, el acceso al internet se facilitó enormemente, llegando hasta el punto de estar conectados en casi todo momento, y aquí cabe preguntarnos ¿cómo el “phubbing” puede afectar mis relaciones con otras personas?

Albert Bandura afirma que el “phubbing” le resta significado a la interacción cara a cara. Y dice que “Textear durante una conversación hace la plática menos satisfactoria comparada con gente que interactuó sin tener un teléfono cerca”, y también dice que el “phubbing” afecta a la salud mental, pues las personas que se sienten ignoradas por el uso del teléfono llegan a sentirse también aisladas, le bajan la autoestima y se sienten menos importantes. Entonces si el “phubbing” le quita el sentido a las conversaciones que tenemos cara a cara, podríamos de aquí a un tiempo aislarnos con nuestra máquina, interactuando con la sociedad únicamente desde un aparato electrónico. Además, ignorar a nuestros amigos puede afectar nuestras amistades, por eso respetemos a las personas con las que tratamos cara a cara, tomando en cuenta lo que Joaquín Macedo advierte: a menor autocontrol, más probabilidad de adicción a Internet, al smartphone y, por ello, más probabilidad de realizar phubbing”.

Por eso creo que a nadie le gusta sentirse ignorado o ignorada, pero hay una actitud que me llama la atención, y es el hecho de sentirnos así porque un amigo o una amiga nos deja “en visto” en las redes sociales. Dejar a una persona en doble check no está aceptado, nos molesta; sin embargo, al parecer es normal cuando se trata de una conversación cara a cara. ¿No crees que es un peligro acostumbrarnos a esta forma de relación? ¿Sientes que es necesario estar en conexión todo el tiempo? ¿No será mejor disciplinarnos en el uso?

Una vez Francisco Navarro SJ, me dijo respecto a las pinturas y obras de arte, que en el proceso de creación siempre se gana, y se pierde algo. Del mismo modo en la historia de la tecnología, ganamos y perdemos algo, ya sabemos lo que estamos ganando, pero estamos en el riesgo de perder algo fundamental, que es el trato directo con las otras personas.

No nos acostumbremos al “phubbing”, ya vimos que está relacionado a la adicción por el uso desmesurado del teléfono. Y por eso llegamos a ignorar a las personas con las que se está tratando en ese momento. Pienso que podemos aprender a autocontrolarnos, y prestar más atención a las personas de nuestro entorno.
Por eso, al meditar la parábola del buen samaritano (Lucas 10:25-37), notaba que en ella se describe a una persona que termina herida al encontrarse con unos ladrones, y queda moribundo tirado en el camino. Luego de eso, primero pasa un sacerdote que lo ve, pero pasa de largo, más tarde, pasa un Levita y también le ignora y se va de largo. Pero un samaritano que pasaba por el mismo camino al verlo se compadeció de aquel hombre y se encargó de él. Curó las heridas del hombre y le llevó a una posada, pagó por sus cuidados al dueño del lugar y le prometió volver.

La actitud que podemos tener con el “phubbing” nos pone en el mismo lugar del sacerdote y el levita. Porque estamos tan pendientes en nuestros teléfonos y nuestras cuentas de internet, que dejamos de ver a las personas de nuestro lado. Incluso, cuando pueden necesitar nuestra ayuda, y lamentablemente no se la brindamos, porque estamos sumergidos en nuestros aparatos electrónicos, y por más que se les vea, volvemos nuestra mirada al celular. Por esto pregunto: ¿cómo actuaría aquel samaritano en nuestro contexto? Siento que tu buena reflexión y acción pueden responder.


Ramiro Loza Márquez, SJ

Estudiante de Filosofía– Universidad Antonio Ruiz de Montoya
Pastoral del Colegio de La Inmaculada

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