Por Nino Villarroel, SJ

En los Ejercicios Espirituales, Ignacio de Loyola propone que al finalizar cada momento de oración se hable con Jesús “como un amigo habla con un amigo”. Que se hable de manera cercana e íntima, desde la gratuidad y la sencillez. Detrás de esta propuesta está el deseo de que quien ora se encuentre cara a cara con su creador, y que desde ese encuentro se construya una relación. En esta dinámica de diálogo cercano y fraterno se inspira el Coloquio Juvenil Ignaciano. Este encuentro de “amigos en el Señor” es promovido por la Pastoral Juvenil Jesuita desde el 2006 y en él participan los miembros de la red ESEJOVEN de todo el Perú.

Coloquio Centro. Fotografía: Allison Bellido.

Coloquio Centro. Fotografía: Allison Bellido.

Así, año tras año, los jóvenes ignacianos y los jesuitas nos juntamos para dialogar sobre la realidad actual y sus desafíos. Este año, el Coloquio se celebró en simultáneo en tres lugares del Perú: Chiclayo, Lima y Arequipa. El tema que nos convocó fue la Misericordia de Dios, pues queremos ser #MisericordisosEnAcción, queremos salir al encuentro del que sufre, queremos construir un mundo más justo. Queremos responder a la invitación del Papa Francisco en este Jubileo de la Misericordia.

Ahora bien, ¿es posible llegar a encarnar la misericordia simplemente desde el diálogo y la reflexión? Definitivamente, no; no es posible que la misericordia se haga carne si esta es abordada simplemente desde la teoría. Por ello, en el Coloquio también hemos abordado la temática desde la acción, saliendo al encuentro de personas en situación de vulnerabilidad, visitando ancianos en los asilos, a niños en hospitales, jugando con niños en AAHH, limpiando lápidas en cementerios etc. Solo así, desde la acción, hicimos posible que la misericordia saliera de ideas abstractas y se encarnara en nuestras historias y actitudes.

Experiencias apostólicas en el Coloquio Centro. Fotografía: Nino Villarroel

Pero ¿es esto suficiente? En definitiva, no; pues el desafío aún continúa. Nuestro país aún mantiene niveles de desigualdad abismales, la corrupción sigue destruyendo nuestras instituciones, la presencia del Estado sigue siendo reducida en las zonas más alejadas de nuestro país. Así pues, nuestro Coloquio se constituye como el inicio de un camino por recorrer. Seguiremos caminando con Jesús hacia las fronteras, seguiremos intentando construir un mundo de hermanos, una sociedad que acoja a todos y todas por igual. Seguiremos preparando la fiesta del Reino, aquella donde todos y todas estamos invitados.

img_0827Nino Villarroel Morante, SJ
Realiza su etapa de Magisterio en la Plataforma Apostólica de Ayacucho y en el Instituto de Protección al Menor y Personas Vulnerables de la UARM