Dios en mi vida

16 junio 2023

Por Victor Cohaila Goyzueta, SJ | Aprox. 3 min. de lectura.

¿Por qué eres jesuita?, Esta es una pregunta que frecuentemente me plantean. Creo que con la intención de conocerme más a fondo, y especialmente por tratar de entender algo que consideran “descabellado”.

Muy pocas veces he quedado contento con la respuesta que pude dar. Comúnmente, siento que no he alcanzado a expresar la totalidad de mi experiencia como jesuita. Por eso, creo que esta respuesta no se puede entender solo desde lo racional, sino, principalmente desde el corazón. Así que, una vez más, intentaré responder confiado en que el Espíritu Santo ilumine mi mente y ablande mi corazón.

Recuerdo que cuando decidí ingresar a la Compañía de Jesús, tuve algunas dudas sobre si sería capaz o si me estaría equivocando. Ahora, después de mis primeros años y experiencias de jesuita, puedo decir que no me equivoqué al confiar en el Señor y seguirle. He comprobado que esta es mi vocación. Siento que he sido, y soy feliz y pleno como nunca lo había sido. Siguiendo a Jesús, mi vida tiene sentido, ya que siguiéndolo estoy aprendiendo a amar y ser más humano. 

Soy jesuita porque Dios ha puesto esta inquietud en mí y porque al conocerle he decidido seguirle. No creo que me haya llamado por ser mejor que otros, sino simplemente porque quiso. Tan sencillo y complejo como eso. Es más, muchas veces, mirando mi pecado y mi fragilidad, he sentido que mi vocación es un regalo de amor infinito, gratuito y misericordioso. Soy un pecador llamado por Dios.

En este tiempo, me he encontrado con Dios muy presente en lo cotidiano. Justamente, la oración ha sido ese vehículo para que Él me diga cómo acercarme a la realidad y cómo ser hermano. Además, ha sido la misma realidad la que me ha mostrado a Dios. La vida cotidiana es un lugar de constante nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús. Él habita en cada hermano y lo que les hacemos a ellos se lo hacemos a Él. Por eso, entiendo mi vocación como un llamado a dar gloria a Dios en la amistad y cercanía con la gente, especialmente con los más necesitados de amor.

Los pobres han sido quienes me han evangelizado. He conocido a un Dios sencillo que se entrega en silencio y sin protagonismo, en aquellos que madrugan para comenzar una nueva jornada de trabajo. He conocido a un Dios de Comunión, en comidas de mesas largas luego de construir un local comunal, en la forma en que las señoras cargan a su bebé en sus espaldas a todo lado, en tanta gente dispuesta a abrirme las puertas de sus casas y corazones. Dios de alegría, amor, amistad, perdón, y más. En fin, por esas cosas y mucho más soy jesuita; porque Él me ha enamorado a través de sus hermanos.

Espero haber respondido, de alguna manera, a aquella primera pregunta. Aunque siento que aun, queda mucho por decir. Por eso, quisiera completar todo lo anterior con fotos y referencias que me ayuden a dar más vida a mis palabras. Sin más, me despido deseando que podamos estar atentos para contemplar a Dios en la vida.

 

Sugerencias:

 

Victor Cohaila Goyzueta, SJ
Estudiante de Filosofía – Univesidad Antonio Ruiz de Montoya.
Colabora en Pastoral Colegio la Inmaculada.

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