Luchar CON los pobres CONTRA la pobreza

21 octubre 2017

Por: Rodrigo Villanueva, SJ | 4 min. de lectura aprox.

Niño beneficiario del programa “Casitas” de EncuentrosSJS-El Agustino. Fotografía: EncuentrosSJS

No hace mucho estuve leyendo el libro de la “Teología de la Liberación” de Gustavo Gutiérrez, aquel sacerdote gestor de uno de los puntos más controversiales de la Iglesia Católica Latinoamericana actual. Lo leía con motivo de realizar un trabajo de investigación acerca de la “inserción” con los pobres, característica que la “Compañía de Jesús” ha querido implementar durante los últimos años. Sin embargo, al tener en cuenta y comprender las palabras y el ideal que plantea Gustavo Gutiérrez me parece arriesgado pero a la vez desafiante el plantearnos a todos: vivir en contacto directo CON el sufrimiento de los pobres para procurar que sean conscientes de que su realidad no es normal, que existen alternativas y que hay que luchar CONTRA esta pobreza que los somete.

Cuando pensaba en el título de este artículo estuve tentado de colocar las palabras “con” y “contra” con mayúsculas, para hacer énfasis en la idea central que estoy tomando de Gutiérrez respecto a nuestro contacto constante CON las vidas de los pobres y en las condiciones en las que viven. Esto  tiene como motor principal el poder luchar a su lado CONTRA la pobreza que los esclaviza y los mantiene inmóviles en su realidad. Es verdad que cuando escuchamos o leemos este tipo de ideas, durante lo cotidiano de nuestra vida, pueden venir a nuestra mente un sinnúmero de pensamientos como en los siguientes casos: “Cómo puedo yo compartir el sufrimiento de los pobres”; “Los pobres son pobres porque no buscan salir de su pobreza”; “Ya hay personas que los ayudan”; “Yo los ayudo dándoles limosna y donaciones durante las campañas”. Pensamientos tan variados como estos, entre otros más o menos parecidos o disímiles, nos encontramos respondiéndonos a nosotros mismos cuando se nos plantea la oportunidad de hacer algo frente a esta realidad.

P. Gustavo Gutierrez.

Lo que a mí me llamó más la atención de las palabras de Gutiérrez es una parte del texto donde se menciona que el pobre no es consciente de su situación de explotación, no es consciente de que la situación en la que vive no es normal, la situación en la que vive no debería ser aceptada; y, por lo tanto, no es consciente de que hay que luchar para liberarse de ella.

Hace un par de días escuchaba una ponencia acerca del filósofo Locke y su pensamiento acerca de los pobres. Este filósofo consideraba que un pobre sano es un haragán, un vago, un holgazán: pues su pobreza no es una desgracia causada por cuestiones económicas sino un pecado debido a la degradación moral ya que es víctima de sus actos de pobreza y maldad; siendo él el único responsable por su condición. Quiero desarrollar un poco esta última frase ¿es acaso el pobre el único responsable de su condición? ¿No lo es también nuestra sociedad que continuamente se lo echa en cara, reafirmando el estereotipo de “pobre” y la carga que ello conlleva? ¿No lo es también su propia realidad, en la que se va desarrollando desde niño, en la que todo se ha normalizado, “haciendo evidente” que no existen otras opciones de vida, que en algunos casos extremos (y no tan extremos) la única realidad que han visto y vivido es robar, siendo para ellos el único modo de vida al que pueden adherirse? ¿No lo es toda acción paternalista, con o sin buenas intenciones, que disminuyen las capacidades de estas personas, sometiéndolas a ser un simple receptor de caridad? ¿No lo somos nosotros, cada vez que, poniéndonos a su lado, pero queriendo liderar la lucha, como si ellos no pudieran hacerlo por si mismos?

¿No les parece que estas preguntas, se encuentran íntimamente relacionadas con los pensamientos mencionados anteriormente? Igual no deja de sonar un poco trágico, ¿cierto?

Adultos mayores beneficiarios del comedor de Kusi Ayllu en Pampa Cangallo-Ayacucho. Fotografía: EncuentrosSJS

Pareciera que solamente tenemos probabilidades de “no ayudar”, que hagamos lo que hagamos, no vamos a poder generar un cambio, que en realidad no podemos dar una mano a los pobres, sin generar un perjuicio contra ellos. Yo no lo creo así.

Claro que existen maneras de apoyar, siempre es posible dar de nosotros para generar un cambio en las personas que más lo necesitan. Junto con los voluntarios del grupo “MAGIS” con los que comparto los días sábado por la tarde realizamos talleres lúdicos de reconocimiento de emociones con un grupo de niños del cerro “La Milla”, en San Martín de Porres. Frente a esta realidad, procuramos crear en los niños consciencia para que ellos puedan caer en cuenta que frente a las situaciones en las que viven existen alternativas de respuesta al conflicto. En el contacto directo que cada uno de nosotros puede crear CON alguna persona pobre lo principal ha de ser el despertar la consciencia de esta persona y no seguir reafirmando el sistema que lo oprime sino ayudarle a caer en cuenta que existe otro estilo de vida, que se puede luchar CONTRA la realidad normalizada en la que se ha desenvuelto. Esa es nuestra labor, no hacer la lucha por ellos, no pararse frente a ellos y decir “yo lucho por los pobres”. Ellos, los pobres, no necesitan que nadie luche POR ellos sino que hemos de pararnos a su lado y luchar CON ellos.

Es así como nuestra realidad nos confronta, hace poco menos de diez meses que vivo en Lima, la gran ciudad, la metrópoli, la capital. Es posible que, en este laberinto de concreto, buses y cielo gris no nos vayamos a encontrar, durante nuestro día a día, CON la realidad en la que viven 14,8% de limeños. Sin embargo, es mucho más probable que si nos decidimos a observar con mayor detenimiento a nuestro alrededor seremos conscientes de que los pobres están más cerca de nosotros de lo que creemos. Estamos entonces alentados a reconocer a aquellos que sufren a nuestro alrededor, dar una mano para crear consciencia, ayudar para que abran los ojos y marchar junto CON ellos en la lucha CONTRA la pobreza.

“No se está realmente CON los pobres sino luchando CONTRA la pobreza”
P. Ricoeur.


Rodrigo Villanueva Sardón, SJ
Estudiante de Humanidades – Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
Asesor del Voluntariado Magis – Cerro “La Milla” – SMP

 

 

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Referencias:
Gutiérrez, G. (1975). Teología de la Liberación – Perspectivas. Salamanca: Sígueme.
Varnagy, T. (2000). Capítulo II. El pensamiento político de John Locke y el surgimiento del liberalismo. En A. A. (comp.), La filosofía política moderna. De Hobbes a Marx (págs. 41-76). Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

 

 

 

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