René: Un modo artístico de compartir lo humano

10 agosto 2020

Por Braulio Laje, SJ | Aprox. 4 min. de lectura.

Desde que escuché el tema René de Residente, al igual que muchos me sentí identificado con su contenido. Destaco la profundidad de su letra y los distintos recursos musicales empleados. ¿Cómo me ha impactado esta canción? Para empezar, al finalizar mis Ejercicios Espirituales de ocho días en Checa (Ecuador), profundamente emocionado, pensaba en mi historia y en cómo poner en práctica todo aquello que he ido aprendiendo. Fue entonces cuando, en el viaje de regreso a Lima, escuché este tema musical y, colmado de recuerdos, me sentí identificado con Residente y el modo tan profundo con el que comparte su vida pasada. Durante el viaje pensaba en mi familia, amigos y personas que estimo con cariño.

Más adelante, encontré a Residente en Twitter, y en su cuenta narra la dura experiencia que vivió, pues describe que una noche de concierto llamó a su mamá para decirle que quería tirarse del balcón de un hotel y no sabía el porqué. Al día siguiente de este incidente, comenzó a escribir este tema. Entonces, podría interpretarse que el autor experimenta un ejercicio terapéutico tras una suerte de colapso nervioso que sufrió en México.

No soy músico y mucho menos cantante, pero el estilo que tiene Residente en esta canción es muy íntimo, espiritual y humano. Me llevó a recordar mi infancia con heridas y gracia, que es lo más maravilloso; y quiero decir que por muy dolorosas que sean nuestras heridas del pasado, siento que en ellas se refleja más de lo humano.

Residente canta gran parte de su infancia, adolescencia y su vida actual. Deja claro que no debemos olvidar de dónde venimos, ni tampoco a las personas con quienes hemos compartido. Es triste cuando uno se olvida de todo ello.

El autor comparte en su composición: “Volví a tomar alcohol en mi despacho, escribo bien sobrio, pero escribo mejor borracho. Cuando caigo en depresión, mis problemas se los cuento a la ventana del avión; el estrés me tiene enfermo, hace 10 años que no duermo. Expresa así su frágil humanidad y quizás no todos estén de acuerdo con la manera de expresar su canción. Siempre deseamos ser más, no nos conformamos con lo que tenemos y envidiamos al otro, sin expresar lo que realmente somos.

Compartir la vida y hacerlo desde la fragilidad es tan humano. Creo que muchos tenemos temor de hacerlo, y él lo hace desde su arte.Estoy triste y me río, el concierto está lleno, pero yo estoy vacío. Hay una expresión de sabor amargo, un vacío interior que no lo llena, un sinsabor por lo que tiene en frente. Él habla por muchos que, haciendo lo que hacen, no logran conseguir lo que realmente sienten en su interior.

Después, comparte la muerte de su amigo Christopher: “Mi alegría sigue rota, se apagaron las luces en el parque de pelota”. Un gesto de dolor, una herida que apaga la alegría de un niño. Luego continúa, las peleas con mi padrastro cuando perdía el control, las resolvía con él viendo un partido de béisbol”. Habla de la relación con su padrastro, que es bastante conflictiva y es algo frecuente en América Latina. Él expresa un modo de hablar del núcleo de las familias, y sabe que la suya está rota, y aun así decide compartir esta realidad.

Ya casi al final de la canción, Residente expresa: “quiero volver a ver el cometa Halley con mami. Quiero volver a cuando mis ventanas eran de sol y me despertaba el calor. Quiero volver a sentir, a cuando no tenía que fingir. Yo, quiero volver a ser yo”. Creo que todos queremos volver a la infancia, y como leí en el diario virtual EL PAÍS: Éramos felices y no lo sabíamos pues, ninguno se imaginó que estaríamos donde ahora estamos.

Otro punto que me parece interesante es que muchos ven el éxito del otro, pero a veces no queremos ver lo que uno pasa para lograr esa meta, y cuando llegas a tus “sueños” te das cuenta que nada es como lo pensaste. Creo que el camino al éxito demanda renunciar, olvidar la vida que se tenía pues todo sueño supone un sacrificio y su resultado es incierto. Puede ser que lo pensamos de una forma pero lo sentimos en otra. No lo sé, pero René no lo siente como lo soñó y extraña lo que era antes, especialmente, con quienes compartía.

Termino diciendo que René Pérez acepta su vida y la comparte, y al final la asume, la abraza, la hace música, reconociendo sus miedos y alegrías. Yo creo en las muchas formas de expresión humana, real y sincera que tiene el hombre para compartir. ¿Cuánto es nuestro grado de conciencia para tomar las decisiones del día o de la semana? ¿Nos conocemos lo necesario para empatizar con el otro? ¿Reconocemos en nuestra historia las penas y alegrías? ¿Nos sentimos en la libertad de compartirlas para sentirnos y hacer sentir a otros mejor?

Cuánto podríamos hacer si abriéramos nuestro corazón a Dios y le habláramos con sinceridad lo que sentimos. Hablarle primero a Él para sentirnos acompañados. Eso es lo que San Ignacio de Loyola hacía. Creo que algunos hemos llegado a pensar y reflexionar sobre lo que estamos viviendo, y caminar cargando la situación real de nuestro país y el covid-19 que afecta a los menos favorecidos.

Siento que la canción de René invita a salir y a apreciar nuestra vida, la de nuestra familia, amigos y cercanos. Que en este tiempo, podamos asumir la responsabilidad de reflexionar y dar un paso hacia atrás para contemplar nuestra vida, comprender los errores y sentir nuestras habilidades, acompañados por muchas personas que nos conocen y nos apoyan; pues, para construir una patria, hay que hacerlo en comunión con el otro.  

Braulio Laje Cárdenas, SJ
Estudiante de Filosofía – Univesidad Antonio Ruiz de Montoya
Comunidades Iñigo – UARM
Voluntariado acompañamiento escolar – UARM

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