Destinado a dejar huella

24 agosto 2020

Por René Flores, SJ | Aprox. 4 min. de lectura.

Merlí, una serie famosa transmitida por Netfix, hizo crecer en mí una gran curiosidad al ver cómo una sola persona puede llegar a cambiar las vidas de muchas otras, haciendo entender que a veces no es preciso ser tan apegado a las normas, sino que es necesario cuestionar todo para hacer lo correcto. Esta serie muestra la vida de un profesor de filosofía en una secundaria pública, quien se entregó para enseñar a cada estudiante a reconocerse, quererse y aceptarse tal como es.

Es interesante observar cómo en la serie este profesor intenta que cada alumno busque cuestionar lo que sucede a su alrededor y que sean capaces de reaccionar ante ello haciendo lo correcto. Deja huella en cada uno de ellos, los hace madurar y se involucra en los sentimientos ellos.

No se puede decir que haya sido un ejemplo de perfección, pero se muestra cómo un ser humano, lleno de defectos y virtudes y que, con su sinceridad y en especial, haciendo relucir su vocación a la filosofía y la enseñanza, logra cambiar el mundo de esos “peripatéticos” (como llamaba a sus alumnos, ya que él sentía la responsabilidad de guiar a esos seguidores al ejemplo de Aristóteles, de ahí el sobrenombre).

Aquí cabe rescatar un valor muy importante, el amor. Es valiente, sincero y un apasionado, siempre encuentra una situación de la vida cotidiana para hablar de un nuevo filósofo. Muestra un profundo amor por lo que hace, personalmente, relaciono lo que tuve que renunciar para vivir lo que me gusta, lo que amo, y es mi vocación a la vida consagrada en la Compañía de Jesús.

Al terminar mi carrera de medicina, aún creía que algo me faltaba para ser completamente feliz, y había algo que me complementaba y era mi pastoral parroquial en Quito (Ecuador). No quería reconocer que una vocación sacerdotal brotaba dentro de mí, creo que no quería aceptarlo, ¡cómo puede ser posible que un hombre de ciencia crea que su camino va por otro lado!, cuando pude darme cuenta, entendí que siguiendo este nuevo camino iba a ser completamente feliz. Vi todas mis dudas representadas en los actores de la serie y, cuando recordaba mi trabajo pastoral, algunos rostros vinieron a mi mente, fueron los que luego se unieron a una pastoral. Eso me llevó a entender y darme cuenta que, por más que me guste mi carrera hay algo que está por encima de lo que parece o es correcto, lo que uno ama. En definitiva, entendí lo que hay que hacer, salir de lo común, y cuestionarse para qué estamos en esta vida.

Creo firmemente que estamos en esta vida para dejar huella, tal y como lo hizo Jesucristo, vivir su vida haciendo lo que uno ama por y para los demás, evitando egoísmos e individualidades. La vida sirve para ser empáticos con los demás, y ofrecer tus virtudes, tus dones al servicio de quien lo necesita tal y como lo hizo Merlí, pues él desgastó su vida haciendo que los demás puedan entender que llegar a la felicidad es hacer lo correcto, lo que te gusta, lo que amas y no para beneficio propio sino para el de los demás, aunque al principio lo sientas como una gran pérdida o que no sirva para nada tu esfuerzo. 

Ahora sé para qué he venido a este mundo. He venido a dejar huella, a vivir la vida a ejemplo de Jesús, a darme por y para los demás, a ser un instrumento de sus principios y valores y así saber años más tarde, que mi vida no le he vivido en vano.

En un mundo enfermo, lleno de egoísmo y de maldad, siempre hay una luz, que te enseña lo que es mejor y como lo debes transmitir. Eso me lo ha enseñado Jesús, pero creo que la serie hizo que me diera cuenta. Aunque la mayor parte de la serie se habla de no hacer caso a la iglesia o sus principios porque pueden llegar a esclavizarte, yo he sentido que me ha ayudado a reafirmar mi vocación, a sentirme libre con lo que creo y lo que me cuestiono y, sobre todo, a buscar esa felicidad en mí para luego transmitirla a los demás. Ser un instrumento de Cristo para predicar su mensaje.

Si me llegaran a preguntar si recomendaría esta serie, en definitiva, diría que sí, pues, a cada persona puede llegar un mensaje único pero ligado a una misma idea, dejar huella.

 

René Flores, SJ
Estudiante de Humanidades – Univesidad Antonio Ruiz de Montoya
Asesor de MEJ y pastoral juvenil “San Pedro”

Comentarios recientes

Categorías

Archivos