Es un gusto poder contarte un poco las cosas que uno va viviendo en este tiempo en Bogotá. Como sabrás estoy viviendo en la sub comunidad del teologado, llamada Sergio Restrepo[1], en el barrio El Dorado. Bogotá tiene muchos rostros (de igual modo que uno lo percibe en nuestra querida Lima), muchas “zonas”, marcadas por la dinámica económica y las dinámicas sociales que subyacen a las diferentes realidades.
El Dorado es uno de los rostros de esta Bogotá: un barrio popular, que guarda ese aire de “pequeño pueblo” manifiesto en las costumbres y vida cotidiana de nuestros “vecinos-amigos”. Digo amigos, porque no solo somos los “padrecitos” que atendemos la parroquia San Alberto Hurtado, sino que somos sus compañeros de cosas cotidianas del barrio, como los amigos de sus alegrías, tristezas y esperanzas. Aunque sería mejor señalar que son ellos los que nos acogen a nosotros como sus amigos y compañeros.
Casa de la sub-comunidad
Que te puedo decir… como mencioné en la última evaluación del teologado, al final de Julio, si me pidieran escoger una de las mejores cosas que me ha ocurrido en Colombia, sin dudar diría que ha sido venir a vivir a El Dorado. Las razones son sencillas, porque una de las cosas que yo disfruté en mi formación fue la posibilidad de vivir en una comunidad pequeña como fue en Yamakaientza. Éramos tres Jesuitas, Charly Riudavetz, Alfonso Baigorri y yo, claro que acompañados en ese momento por personas queridas para mí como son Gonzalito Benavides y Daniel Chaw. Esta pequeña comunidad te permitía tener desde momentos difíciles por la convivencia o el trabajo, a momentos muy gratos en los cuales uno decía “vale la pena vivir en comunidad”.
Jorge Cabeza, S.J. (Teólogo). Limeño. Pedagogo. Estudia Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia.
[1] El P. Sergio Restrepo fue asesinado por los “paramilitares” en la década de los 80’s.
[2] Digo “subido” porque El Dorado está en la ladera de las montañas de Bogotá. Exactamente encima del teologado.
Teología Colombia Jesuitas Vocación
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La búsqueda del “Dorado” era una idea que volvió locos a los europeos del siglo XVI. El “Dorado” representaba la Utopía, el Paraíso, lo Imposible. Era aquello que los mantenía con vida y con la esperanza de encontrar el “Dorado” y asi ser felices forever and ever. Me alegra pues Jorge Luis Martín (como te llamábamos en el Noviciado, recordando que tu nombre se asemejaba a los nombres de protagonistas de telenovelas mexicanas que todos los de nuestra generacion hemos consumido durante nuestra chiquititud) que haya sido en “El Dorado” y durante la teología, que hayas encontrado esa paz, esa consolación, ese gozo del que hablas; todo ello que es tan importante para nuestra vocación. Que siga siendo pues un tiempo de “estar presente a aquello que quiere vivir en nosotros”, parafraseando al maestro Santuc.
Hugo Miranda, SJ
Desde Grenoble, Francia, el 15 de agosto del 2007 (Día de la Asunción de la Virgen, que los franceses, radicalmente laicos, celebran con un día feriado nacional, ironías de la vida. Ah, hoy también es Día Nacional de Arequipa, tierra que nos acogió durante el Noviciado)
Ha sido un gusto ver toda tu comunidad y cómo vas viviendo tu tiempo de estudios de teología en Colombia. Muchos saludos, Jorge, desde Tacna. Animo en los estudios. Hoy desde el destierro de la prolija y noble Arequipa, un fuerte abrazo de tu amigo Juan Manuel s.j., PECHITO