Una Iglesia aliada de los pueblos amazónicos

17 febrero 2020

Por Ramiro Loza, SJ | Aprox. 7 min. de lectura.

La exhortación postsinodal “Querida Amazonía” tiene un largo recorrido que no termina con su publicación. Podríamos afirmar que el inicio de este camino tiene dos hitos. Primero el Ángelus del 15 de octubre del 2017 cuando el Papa convocó a la asamblea especial para la región panamazónica bajo el título “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Un segundo hito fue el encuentro del Papa Francisco con los y las representantes de las comunidades amazónicas en Puerto Maldonado – Perú en el 2018. En este encuentro el Papa afirmó que esa misma tarde se iniciaba el camino del Sínodo. Este fue un encuentro lleno de diálogo y celebración, la alegría era desbordante y desde ya se anunciaba el sueño de una iglesia con rostro amazónico.

Posteriormente, en junio de 2018 ya se contaba con el documento preparatorio y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) promovió que más de 87 mil personas participen en más de 260 eventos en todo el territorio amazónico. Entre ellos 70 asambleas territoriales, 25 foros temáticos y más de 170 actividades de otro tipo. Ello ha sido fundamental para el Sínodo que se llevó a cabo en Roma. Además, debemos sumar las diversas investigaciones y seminarios que se desarrollaron en varios lugares del planeta respaldados por expertos y científicos, que están íntimamente ligados y preocupados por la realidad amazónica.

Así pues, todos estos esfuerzos fueron parte del instrumentum laboris (documento de trabajo), documento base para el Sínodo. En ese sentido, debo resaltar que el Sínodo tuvo la participación de 185 padres sinodales, 25 expertos en el tema y 55 oyentes que incluyen a 16 representantes de diferentes grupos étnicos indígenas y pueblos originarios, 10 religiosas y 6 delegados fraternos, y además fue importante la participación de 12 invitados especiales (expertos inmersos en el territorio amazónico). Culminado el Sínodo se redactó un documento final que el Papa recomienda leer en su exhortación.


El Papa Francisco desde el inicio del Sínodo destacaba 4 dimensiones: 1) La dimensión pastoral 2) dimensión cultural 3) dimensión social y 4) dimensión ecológica. De hecho, estas dimensiones se destacan de alguna manera en el documento final, pues luego de una introducción que invita a la conversión integral, se desarrollan 4 capítulos como caminos de conversión: 1) conversión pastoral, 2) conversión cultural, 3) conversión ecológica y 4) conversión sinodal. Además de eso, ya al final del sínodo, el Papa Francisco en su discurso de clausura retoma los contenidos y los organiza en 4 diagnósticos. Primero, el cultural que incluye la inculturación y la interculturalidad en los pueblos amazónicos. Segundo, el ecológico -que es uno de los puntos más importantes- donde se aborda una mirada integral que responde a la denuncia de la destrucción de la creación por medio de procesos extractivistas que son en el fondo “destructivistas” de la Amazonía y el planeta. Y a esta último está ligado al tercero, el social, ya que no trata sólo sobre la naturaleza y la tierra, sino también de los pueblos y su forma de vida, de su identidad constantemente amenazada. Finalmente está el cuarto que es el pastoral, donde se menciona la urgencia del anuncio del Evangelio, pero sin perder de vista lo prioritario que sería ser escuchado, comprendido, asimilado por las distintas culturas presentes en tan amplia región amazónica.

De igual manera la exhortación: “Querida Amazonía” es parte del camino que se tiene como Iglesia aliada de los pueblos amazónicos. El título de la exhortación según P. Adelson Araujo dos Santos SJ anuncia a los pueblos amazónicos que Dios los ama. Por lo que me atrevo a decir que como miembros de la Iglesia nos toca hacer lo mismo, reafirmar un compromiso de amor con nuestros hermanos y hermanas de la Amazonía. Por otro lado, Francisco desde las primeras líneas deja claro que este texto es parte del proceso del Sínodo, pero que: “no desarrollaré aquí todas las cuestiones abundantemente expuestas en el Documento conclusivo. No pretendo ni reemplazarlo ni repetirlo. Sólo deseo aportar un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones que ya expresé en mis documentos anteriores y que ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal”. Así pues, el Papa suma su voz a las demás voces de la Iglesia y nos alienta a seguir caminando y reflexionando juntos.

Asimismo, Francisco en esta exhortación convierte en sueños los 4 diagnósticos antes mencionados y nos sorprende al exponer sus Sueños para la Amazonía. Por lo que la interpretación que nosotros vayamos a dar en algún momento será siempre parcial y limitada, ya que sólo Francisco podría dar una interpretación certera ya que es él quien sueña. Sin embargo, puedo afirmar que podemos sumarnos a esos sueños. Estos son:

Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.
Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.
Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.
Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”.

Estos sueños no se entienden si no volvemos la mirada al proceso ya explicado líneas arriba. Este camino no ha concluido y quisiera resalar otra dimensión importante, el discernimiento. Francisco tiene un espíritu de abrir procesos de discernimiento, y nos recuerda que es crucial poder discernir sabiendo priorizar lo que demanda más urgencia.

Francisco no cerró las puertas de este proceso con la Exhortación Querida Amazonía, como piensan muchos, sino que el camino continúa. Y es en ese sentido que hay que mirar los sueños de Francisco como horizontes importantes para nuestra iglesia. Estamos lejos del final, mas bien, iniciamos un camino.

Así pues, invito a que en nuestras comunidades nos demos tiempo para mirar este proceso al que ahora se suma esta última exhortación. La iglesia en este proceso panamazónico actúa como una aliada de los pueblos indígenas, hay una preocupación social, ecológica, cultural y eclesial que no debe ser ajena a ningún ser habitante del planeta porque es la casa común que compartimos. Y mucho menos no debe ser ajena para los cristianos, ya que el mensaje de Jesús siempre es un mensaje de amor. Por todo eso, soñemos juntos por el futuro de nuestra Iglesia, demos la oportunidad a los sueños de Francisco para que nos afecten e interpelen, y con eso lograr responder ¿qué es lo que percibo de esta exhortación?

Ramiro Loza Márquez, SJ
Maestrillo en San Ignacio de Moxos, Bolivia

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